Nepal mira hacia el Tibet

El país situado entre la agreste cordillera de Himalaya vive aires revolucionarios. Desde que el rey nepalí Gyanendra decidiera en 2002 la disolución del parlamento, las revueltas sociales han sido cada vez más habituales. Ahora en 2006 el clamor ha sido tan pronuniado que el propio monarca ha decidido restaurar el parlamento con los diferentes partidos políticos del país para lograr el establecimiento de una asamblea nacional y constituyente. Esta nueva medida ha sido bien recibida por la Union Europea que ya hacía tiempo reclamaba el establecimiento democrático en la región.

  Tras los acontecimientos Gyanendra se enfrenta  a dos problemas fundamentales. El primero de ellos hace referencia a su propia existencia como monarca en el país: el daño producido a la población se ha convertido en un hecho y la posibilidad de realizar un referéndum para debatir su existencia está a la vuelta de la esquina. El segundo problema, y muy importante, es la presencia de grupos guerrilleros promaoístas que pretenten instaurar un régimen comunista.

Desde Katmandú el ejército ha ido disipando las revueltas, aunque la violencia todavía queda candente a la espera de nuevos augurios. Lo que no estaría bien sería que el triunfo maoísta se hiciera una realidad que reparara en recuerdos procedentes de aromas tibetanos tras la invasión china del techo del mundo en 1950. Habría que evitar esta situación y disipar lo antes posible la guerrilla.   

 

                                                                                                                                            Froilán Sánchez Caballero   3º C